Hola, soy Josef Brocki

Mírame bien: yo soy “El fracaso escolar”. Por favor, no pienses que lo mío es un ego desmedido. Tan solo expreso lo que una profesora, cuando apenas contaba con 13 años, les dijo a mis compañeros de clase; Josef Brocki era el más claro exponente del fracaso escolar. Chicos, si queréis mirar a la cara al fracaso escolar, mirad a Josef.

Debo reconocer que con el tiempo he logrado entender que gracias a esta pedagoga (ironía) he logrado tener un propósito en la vida. Pero antes de llegar a eso, dejadme que os cuente un poquito mi vida. Procuraré no aburriros.

Mi vida empieza con 11 años. Todo lo anterior no tiene mucho interés, salvo para mí. A esa edad, la vida en casa era complicada. Mi padre estaba más fuera que dentro y yo sentía la necesidad de refugiarme de todos los problemas familiares. Mi madre ha sido siempre un encanto, pero por todo el cariño que me diera (y que me sigue dando) había algunas nubes grises en mi horizonte..

Decidí que mi vida consistiera en ir al Colegio (obligado, sin ilusión) y volver a casa, comer y encerrarme en mi habitación. Quien crea que mi vida se reducía a los 6 metros cuadrados del dormitorio es que nunca ha dejado volar su imaginación. Y para nuestras generaciones, la imaginación está muy bien acompañada por la ventana al mundo que nos ofrece internet.

De esta forma, abría la ventana de mi ordenador y aprendí a viajar por cualquier parte del mundo. Me aficioné a YouTube y a Google, y a muchas otras posibilidades que la tecnología y las conexiones me ofrecían. Hasta aquí igual has pensado que me sentaba en el ordenador y que curioseaba, que me divertía, pero que estaba perdiendo las posibilidades de aprender, de formarme. Error.

Solo os contaré una pequeña parte del servicio que me ofreció la red. Me aficioné a los esports. Pero por más que jugaba, no lograba mejorar mi técnica. Así que decidí observar este mundo a través de las partidas de otros, los artículos de prensa, los videos de youtubers, y entendí que necesitaba un método que me ayudara a mejorar. Resulta que los equipos profesionales cuentan con un grupo de analistas que ayudan a mejorar sus técnicas a los participantes del equipo. Estaba claro, yo no podría contratar a un grupo de analistas. Ni siquiera tenía entonces un equipo.

Pero quien no tiene dinero debe tener imaginación.

E ideé el siguiente método: nada más encender el ordenador, jugaba tres partidas que aprendí a grabar. Para aprender a grabar tuve que hacer un curso acelerado a través de videos de YouTube. Y un curso acelerado de inglés. Tras finalizar las tres partidas, las analizaba, comprobaba mis errores, rellenaba mi Excel con los aspectos a mejorar y, a continuación, me veía las partidas de los mejores. Y de éstas recogía las mejores prácticas. Puedo enseñaros mis Excel.

Eso me permitió crecer mucho como jugador de esports

Me incorporé a un equipo, creé después mi propio equipo y llegué a alcanzar un buen puesto en el ranking europeo. Pero, sobre todo, toda esta actividad me permitió estudiar muchos temas accesorios: marketing, gestión de equipos, técnicas para los juegos, inglés, bucear en internet...

Tanto es así que monté mi propia empresa de marketing digital, que empecé poniendo al servicio de terceros pero que, después, utilicé en mis propios negocios. Acabé la ESO por la insistencia de mi madre, pero en una academia para adultos (esto te lo contaré otro día, que tiene lo suyo). He tenido tiendas en internet. Tengo un holding de tiendas online, una academia que vende formación en Ecommerce y Marketing Digital y un restaurante en Madrid.

Mi joven vida no es muy interesante. Pero si me ha permitido crecer muy rápido

Y tener clara una cosa: quiero colaborar en corregir el fracaso que el sistema educativo tiene con aquellos estudiantes que no entran en la campana de Gauss, demostrando que tienen habilidades y que pueden ser tan productivos o más que los alumnos destacados del sistema tradicional. Todos los que os sintáis Josef Brocki, contad conmigo. Y ojito, que esto no es una llamada a la objeción escolar. Debéis estudiar, debéis ir a las aulas, pero si el sistema os rechaza, aquí estoy yo.